jueves, 28 de abril de 2011


Escribo sencillamente porque no puedo parar. ¡Cuántas veces hubiera preferido dormir, comer, bañarme! Es una dicha insólita saber que los instantes más perfectos son también los más fugaces. Pesar de párpados, insomnio, locuras de fin de semana en martes, jueves, lunes. Y en medio del instante uno ya sabe que es eterno, que el Arte es siempre pasado y la satisfacción se prolonga minutos o días, pero no más. ¡Siempre los poetas van a la muerte! Y es cierto, porque el poema es la muerte. Porque el Pasado es la Muerte. Y porque el destino nos espera siempre para morir millones de próximas veces más.

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